Caminar a la capital o a los pueblos colindantes y desplazarse al trabajo en bicicleta era habitual en Laguna. A pesar de que existía una línea de ferrocarril, el uso de carretas tiradas por animales era una opción común entre aquellos que tenían que transportar los productos de la huerta lagunera al mercado de Valladolid.
A partir de los años sesenta, esta realidad fue cambiando paulatinamente: La llegada del primer bus de Cabrero, un mayor número de camiones y, sobre todo, el aumento de los coches particulares (en gran parte vinculado a la creación de FASA).
El presente del transporte en Laguna sigue teniendo retos mayúsculos que superar, como lo son la sostenibilidad, el respeto medioambiental o la accesibilidad. Quizás, echando la mirada hacia atrás, las instituciones y la sociedad podamos aprender.
Algunas iniciativas para impulsar esta transformación en nuestro pueblo podrían ser:
- La construcción de un carril bici directo entre Laguna y Valladolid.
- Creación de puntos de recarga para la moto y el coche eléctrico.
- El regreso del tren.
- La universalidad del bus.
- Habilitar patinetes o bicicletas de préstamo público.
- Aumentar la proximidad de los servicios básicos que evite largos desplazamientos.
- Plataformas para compartir transporte.