En Laguna muchas familias disponían de huertas particulares y algún animal, lo que les permitía autoabastecerse en parte. Existían algunas pocas tiendas, con productos de la zona, así como algunos vecinos que vendían el resto de productos de alimentación básicos: galletas, aceite o leche a granel que se recogían en botellas de vidrio. Las legumbres eran la base de la dieta.
La diversificación de los trabajos, las nuevas construcciones y la industria alimentaria hicieron que el modelo cambiase hasta el actual. Hoy día, los supermercados y las tiendas pequeñas son los lugares donde podemos conseguir los alimentos.. El tiempo dedicado a cocinar es menor, influido por los cambios laborales, los comedores escolares…, Esto ha hecho que los alimentos precocinados sean más abundantes. Sin embargo, la dieta es más variada, fruto de la mayor oferta aunque esto incluye también más alimentos procesados.
La importancia de la dieta ha cobrado relevancia en los últimos años. Salud, sostenibilidad, compromiso local… Reivindicar el patrimonio gastronómico de Laguna nos puede ayudar a mejorar nuestra alimentación, a la vez que apoyamos a los productores locales, nuestros vecinos.
Las mejoras en materia de producción y consumo de alimentos en Laguna podría estar, en un futuro, ligadas a algunas de estas propuestas:
- Fomentar los alquileres y huertos urbanos compartidos.
- Aumentar el consumo de productos locales, de temporada, frescos,
- Reducir el uso de plásticos en la compra,
- Recuperar platos típicos de nuestros mayores,
- Apostar por rutas gastronómicas basados en propuestas saludables, certámenes de cocina tradicional.
- Apoyar a los agricultores locales, procurar un relevo generacional y espacios de asesoramiento en materia de competitividad, sostenibilidad y biodiversidad.
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